lunes, 26 de noviembre de 2012
Educación de un niño, un trabajo conjunto
19/Nov/2012, Fabiola Carrillo, vanguardia.com
Cuando los hijos comienzan su vida escolar, muchos padres tienden a entrar en pánico ya que en ocasiones, temen no sentirse capaces de estar a la altura de proporcionarle una buena educación a sus hijos.
Sin embargo, se ha demostrado que en el proceso de desarrollo de un niño no sólo contribuye una buena educación o pertenecer a los mejores colegios, aspectos como la inteligencia emocional, el amor, la presencia de los padres en los primeros años de vida, el sembrar autoconfianza y hasta el deporte, ayudan al sano crecimiento de todo niño.
Investigaciones del departamento de Psicología de la Universidad de Concordia en Canadá, demuestran que una activa participación paterna en la crianza y educación infantil, beneficia en aspectos como la inteligencia y el comportamiento en los hijos, además, este mismo estudio asegura que las niñas que crecen sin una figura paterna, tienen más posibilidades de sufrir serios problemas emocionales.
Este trabajo involucró a 138 niños que realizaron test de inteligencia, mientras que los padres, contestaron preguntas acerca del ambiente que existe dentro de su familia así como sobre los conflictos diarios que vivían en pareja.
“Al margen de si los padres conviven con sus hijos, los progenitores fijan los límites adecuados y la estructura del comportamiento de sus hijos influyendo positivamente en la solución de problemas y la disminución de trabas emocionales tales como la tristeza, el aislamiento social y la ansiedad”, comentó Lisa Serbin, coautora de este estudio.
El papel que juegan los padres en el desarrollo emocional e intelectual de sus hijos, también fue estudiado por científicos de la Universidad de Wayne en Detroit, sin embargo, ellos se centraron en la relación que existe entre una madre y su hijo.
La investigación arrojó que si la madre tiene una relación estrecha con sus hijos desde la infancia, puede contribuir a que éste tenga una buena adolescencia alejado de la delincuencia y con relaciones de amistad duraderas. Por el contrario, si un niño crece en un ambiente altamente conflictivo, las probabilidades de que éste sea un delincuente en un futuro son mayores.
“Adaptarse exitosamente a las transiciones de la niñez y la adolescencia tal vez requiera que padres e hijos mantengan niveles relativamente altos de cercanía y minimicen el conflicto en sus relaciones”, señala Christopher Trentacosta, autor principal de este estudio.
Confiar en sus capacidades, clave de la autoconfianza
¿Cuántas veces los padres ignoran los logros de sus hijos y se dedican sólo a resaltar sus errores? Para el psicólogo, escritor y psicopedagogo Bernabé Tierno, centrarse en los fracasos de los hijos es uno de los errores más comunes que cometen los padres.
El especialista recomienda a los padres contagiar a sus hijos de coraje, valentía y entusiasmo, aspectos que llevarán a los pequeños a confiar en sus propias capacidades al momento en que se les presente algún problema.
“La importancia de educar al ser humano en el esfuerzo de propiciar que vaya logrando pequeños éxitos que le lleven a pensar que es capaz, a contagiarle el entusiasmo, el coraje y la valentía, para enfrentarse a los problemas y entender que, muchas veces, el logro de los objetivos necesita persistencia y tenacidad inteligente.En la medida que el individuo va acumulando pequeños éxitos y aprende a ser más resistente a las frustraciones, estamos formándole y capacitándole para que se sienta competente”, señala el psicólogo al sitio EFE.
Tierno resalta que tanto padres de familia así como también los maestros, deben centrar más su atención en los logros de los niños.
“Cuando el pequeño diga que no puede lograr algo o que es muy difícil, hay que convencerlo de que todas las cosas importantes exigen constancia, esfuerzo y tiempo”, comenta.
Palabras como “puedes lograrlo, confío en ti”, ayudan a desarrollar la autoconfianza en un niño, que a largo plazo le servirá para saber enfrentarse a problemas futuros o al acoso escolar, que actualmente está muy presente.
“Deben aprender que de los que es su propia responsabilidad sólo pueden y debe ocuparse ellos mismos, y hay que recordarles que son capaces, están mejorando y esforzándose y apreciamos mucho su voluntad y esfuerzo”, añade Tierno.
Por otra parte la terapeuta Ana Rodríguez asegura que el mundo adulto es muy diferente al de los niños, por lo tanto, a éstos no se les debe de exigir resultados tal y como se los pedimos a las personas adultas.
“Vemos como el entorno social actual nos exige cada vez más, y preparamos a nuestros hijos para que tengan las competencias y habilidades necesarias para enfrentarse al mundo adulto, y en el proceso exigimos demasiado que a veces olvidamos de elogiar los logros de nuestros hijos. Esto le puede transmitir el mensaje de que lo que hace no es suficiente y no logra dar gusto a sus padres ni a sí mismo por lo que el niño puede sentirse devaluado y frustrado”, comenta.
Pero ¿qué aspectos se deben trabajar para que un niño tenga una buena autoestima? Rodríguez asegura que utilizar reforzadores verbales y corporales cuando el niño realice algo bien, evitar el uso de castigos corporales, evitar las comparaciones con otros niños, prestar atención cuando el niño lo necesite, entre otros aspectos, ayudarán a que desarrolle de manera adecuada su autoestima.
Ejercicio, más que un juego, un apoyo a la educación
Además de que ayuda a evitar la obesidad y contribuye a un sano crecimiento, estudios recientes han demostrado que los niños que realizan algún deporte, son más disciplinados y animados que los niños sedentarios, además, el deporte ayuda a mejorar su rendimiento académico, ya que para tener un mejor nivel, se requiere que los niños sean físicamente activos.
Lo anterior es respaldado por un estudio realizado por la Universidad Holandesa de Vrije.
“Los niños que aprenden a participar en actividades deportivas también aprenden a obedecer reglas. Esto podría significar que están más disciplinados y son capaces de concentrarse mejor durante el estudio”, explicó la doctora Amika Singh, una de las autoras del estudio holandés.
Por otra parte, otra investigación asegura que el 40 por ciento de los menores que realizan alguna actividad física de manera regular, mejoran su rendimiento escolar, además aseguran que el deporte es una buena opción para aquellos niños que sufren de hiperactividad o déficit de atención, problema que los aleja de tener buenos resultados en la escuela, sin embargo, estudios recientes han demostrado que si este tipo de niños realiza algún deporte, las probabilidades de mejorar su rendimiento en la escuela aumentan.
“El deporte facilita un aumento de los factores de crecimiento que ayudan a crear nuevas células nerviosas lo que estimula la plasticidad sináptica (conexión entre las neuronas)”, aseguran los expertos que realizaron este estudio.
Según los expertos, el fútbol es uno de los deportes ideales que todo niño debe realizar, debido a que además de desarrollar su capacidad física, contribuye a la formación de valores.
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